jueves, 10 de marzo de 2016

HOY HE RECIBIDO UN PREMIO, SOY UN HOMBRE FELIZ.

Dicen que el trabajo, el esfuerzo y la constancia tienen su recompensa. Eso es lo que dicen y en ocasiones no parece llegar nuestro premio. Decimos que no nos hace falta, que no es necesario, pero algunas personas como el que suscribe la presente le gustaría tener al menos un detalle.
En este caso, añadimos al trabajo la soledad, el sacrificio y la ilusión y nos sale algo difícil de explicar. Día tras día esperamos igual que ellos llegar a clase para compartir el tiempo y aprender todos juntos, hablando y escuchando.
Pasan los temas, pasan los días y las semanas y todos cambiamos o posiblemente, comenzamos a ser nosotros mismos. El aprendizaje comienza a ser más fluido y luchamos contra la primera hora de la semana y esa primera de la tarde, con el sueño del madrugar y la modorra de la tarde.
Son alumnos, son personas y por ellos estoy aquí. Bien sabe quien me conoce que no todo consiste en llegar, en estar, también debemos saber llegar y saber estar, el público es cada día más exigente. Ellos son el reflejo de nuestros días y han luchado y bastante por estar aquí, no podemos defraudarles.
Ahora todo termina tan rápido como cuando comenzó. Como una vez pude escuchar, todo es eterno hasta que termina. Sea pues así y aceptemos el final. Pienso que ha sido satisfactorio.
Han sido ellos y otros tantos de distinta condición y graduación a los que agradezco su paciencia y comprensión pues soy un ser y además humano y también tengo errores. A todos vosotros me he entregado y ahora toca volver a casa con mi familia.
Me voy igual que vine, con ilusión, pero... me entregan un premio y además lo hacen porque quieren, porque saben que me hace ilusión que también me den una palmada en la espalda.
Gracias a vosotros y a todos los que hacéis el mundo un poco mejor.