domingo, 15 de enero de 2017

EL BUENO, EL FEO, EL MALO Y EL POBRE ANTONIO

Si es que esto es de película y si no, dime tú a mi que te parece levantarte un domingo de madrugada cuando mejor estás en la cama con la mujer que más quieres y en pleno sueño para irte con la bicicleta con unos impresentables.
Pero es que cuando has llegado a Bogarra y estás tomando café con el feo, el malo y el pobre Antonio, llegan dos pájaros nivel Dios que son el señor Bonoloto y Bacterio. Entonces lo tienes claro, esto no puede ser bueno. Pero en fin, cada loco a su tema.
Y comienzas a pedalear pensando en el nuevo del día de hoy que se llama Antonio y vive en el Salobral. Que pensará este muchacho de lo que le espera, más aún cuando por las calles del pueblo pudo ver un ser humano entre luces al poco de poder despertarse, ese era EL MALO. El malo, auténtico tratante y comerciante se la estaba liando, porque al cabo de un rato, cuando comenzaron las cuestas se unió AL FEO, conocido herrero peñero que junto a su primillo destrozan, desgarran y despellejan a quien a su rueda se pone. En esta ocasión, la víctima era EL POBRE ANTONIO.
Y claro, guardando distancias, a lo lejos y en el vagón de cola, EL BUENO que por supuesto soy yo, ese enterrador con pala que recoge las víctimas que el par de dos, EL BUENO Y EL FEO van dejando por los caminos. 
EL TÍO CALAMBRE ASOMA pero la ruta está casi terminada y cuando todo parece finalizar, entonces saco de mi mochila la pala plegable y busco el mejor sitio para destrozar cualquier tipo de esperanza en forma de tranquilidad y entonces hago mis funciones de enterrador, como está mandado.
Mira que te lo dije, Antonio, no te fíes del primillo ni del Fran y tú a mi ritmo, que entre los dos te han hecho un traje y además, a medida, menudos pájaros están hechos.





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