Ambos se ven las caras en un ruedo irregular, sin público, sin que sean las seis de la tarde, sin puyas ni estoques, cuerpo a cuerpo, sin muleta pues no hace falta el engaño.
En cualquier momento puede arrancar y el, el dejar de arrojarse, de buscar el peligro y de echarse al monte.
Al final, que no queda rastro en imagenes, al final echaron unas risas y volvieron a estar juntos y buscaron un camino, una senda, un lugar donde poder seguir adelante y no volver la vista atrás.
¿Sabes cuanto nos queda?
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