NOTA PREVIA A LA CRÓNICA DE LA RUTA.
Hace unos días se me pasó por la cabeza darle una vuelta a Albacete por pueblos de alrededor y me puse a pensar por donde pasar y por donde enlazar y volver sin que se añadiesen demasiados kilómetros a una ruta ya cargada de por si.
Y creo que la mejor opción era hacer la salida camino de Pozo Cañada para luego tomar como de costumbre en mis rutas, en dirección horaria las cuestas camino de Campillo de las Doblas y Pozohondo, todavía de noche y con luna llena y pasar en la madrugada por Peñas de San Pedro. Un poco más de subida y ya en la zona de la Solana comenzar a ir bajando por la Zarza y el Pozuelo.
Ahora tendríamos que llegar San Pedro y afrontar largas rectas que unen los pueblos de Balazote, Barrax y la Roda. Haría un pequeño descanso para desayunar en Barrax en el bar el Cruce con un café con leche y unas pastas que llevaba de casa pues las sempiternas madalenas industriales inundan cafeterías de toda España. Eso sí, el día que descubro que tienen caseras es casi un premio, cosa que casi siempre me ocurre en el bar el Sherif de Villalpardo.
Llegué a tener hasta fresco con los 18 grados, pero la temperatura pasó los veinte grados y el calor se hacía notar. Ahora tocaba ir a por la Manchuela bajando a la zona del río Júcar para pasar por la Fuensanta, Tarazona de la Mancha y Madrigueras. Con mucha envidia en Tarazona y Madrigueras pues era la hora del almuerzo y los bares que jalonaban la carretera estaban a rebosar y me daba cierta envidia. Podía parar y darme un buen homenaje pero llegaban los treinta grados y prefería pedalear sin tanto calor. Llegada la canícula haría la parada.
Por eso, en Mahora y llegado a los treinta grados estaba como casi en casa pero ya tenía las molestias en el pie derecho y creo que debo modificar la cala pues esto me acompañaría hasta el final. Luego a Valdeganga donde mi jarra de cerveza con limón y un poco de carne con tomate sería el almuerzo.
Sabedor que los últimas cuarenta kilómetros eran los más difíciles por el cansancio y el calor que ya pasaba los treinta y cinco grados, un ciclista me paso camino de Chinchilla y le pedí si podía ir a su rueda por aquello de descansar un poco. Me ofreció su rueda y le di un poco de conversación. Era un chaval que trabaja de camionero y mientras espera la carga, pues viene de Valencia, esas horas las emplea para salir en bicicleta, todo un fenómeno. En Chinchilla nos separamos y yo seguí camino de Pozo la Peña donde ya solo me esperaba llegar hasta Albacete.
El viento no se portó bien conmigo y bien de madrugada lo tuve de cara y con fuerza camino de Pozo Cañada, luego, juguetón fue girando para ir en mi contra todo el día sin tregua alguna. De todos modos y como la hora prevista de llegada eran las 14.00 horas y la media debería ser con paradas incluidas de 27 km/h, pude mantenerla y superarla un poco para llegar con tranquilidad.
Ahora a descansar y a pensar en próximas rutas.