RECUERDO DE UN DÍA DE DICIEMBRE CON MUCHO BARRO
Mucho más tarde que el pasado año, pero gracias a Dios vuelve a llover. La verdad es que el terreno para hacer sendas estaba bastante seco, roto y peligroso y hacía falta algo de agua y humedad para que la rueda traccionase. Pero el equilibrio lo pone el ciclista y un día de lluvia con otro nos llevará al barro, a los charcos, a las cadenas llenas de barro, secas y chirriantes por los charcos y a los tradicionales problemas con la cadena, piñones, platos, cambios, frenos, cables, etc, etc. Nada que un bolsillo con algo de dinero y un tendero amigo no pueda solucionar.
Maldonado comienza a mandar junto a mi jefe y mi mujer en mis rutas, y ahora dependo de su predicción metereológica en la que busco la combinación acertada de horas sin lluvia y viento a favor en la vuelta al coche/casa.
Llega la lluvia, llega el otoño..
1 comentario:
Un ciclista sin su barruzo no es nada, es como un jardín sin flores
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