Subir arriba es una experiencia, bien sea andando con la familia o en bicicleta y disfrutar del paisaje, lo mires por donde lo mires, es un valor añadido. Si esto ocurre tras un día de lluvia y con el cielo claro y con nubes, el placer es mucho mayor.
Esta mañana recordaba la primera vez que subí al castillo una fría mañana del 31 de diciembre del 2004 hace ya 10 años. Por aquellos días retomaba la bicicleta tras terminar carrera, servicio militar, oposición y un par de destinos por unos cuantos sitios. Esas primeras rutas fueron el punto de partida para ir tomando forma otra vez y quitarme la pelusa y unos cuantos kilos cogidos con placer.
Dejo foto de lo de ayer y de lo de hoy.
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