Visto desde arriba por su disposición y tamaño da una idea del movimiento que ha tenido y de la historia que por el mismo ha pasado. Una vez abajo se disfruta por sus cuatro rincones pues lo han dejado de maravilla.
Eso sí, si el puerto es grande no menos las montañas que lo abrigan y esas carreteras con interminables cuestas que apelan a nuestro instinto escalador.
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