Puede que sea como el resto de mercadillos, con puestos de vendedores que con sus reclamos llenos de gracia te hacen más amena la busqueda de eso que necesitas o aquello que no te hace falta.
La gente habla en español y en inglés, así como los vendedores que lo hacen sin problemas ni certificados académicos.
Está lleno, abarrotado, y un buen café con leche te espera a la orilla del Mar Mediterráneo con un paseo lleno de vida y un horizonte lleno de tonalidades azules.
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