Ayer me llamó nuestro amigo el Carnicero de las Casas. Buen tipo donde los haiga, que a ver si haciamos buenas rutas por sus tierras, tío cojonudo el Carnicero dispuesto a dar tralla a quien le plante cara con esa chulería insultante del que te mira por encima del hombro. Yo os invoco, Cabezuelos, Pedros y Albertos, que vuestra furia caiga sobre la ignorancia y la fanfarronería llanera.
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