De modo rápido y brusco, estando parado como últimamente me ocurre, la bicicleta se queda en su espacio-tiempo mientras mi cuerpo decide llevarse por los brazos de la inercia y caer donde le plazca. El resto corre de mi cuenta pudiendo elegir si caer apoyando manos y cuales de ellas, ladeando mi cuerpo si procede y amortiguando piedras con mi masa corporal.
El resultado sigue siendo el de costumbre gracias a Dios, chapa y pintura con algo de dolor agudo instantáneo y molestias a corto plazo.
3 comentarios:
Pues que no sea nada...un saludo.
Pues que no sea nada...un saludo.
No ha sido nada. Un saludo José Luis.
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