Por suerte o por desgracia se juntaron el hambre con las ganas de comer
y el que suscribe y su compañero de rutas imposibles volvieron a
cabalgar/pedalear/escalar en el día de ayer.
Todo comenzó según el plan y con la sana intención de tomarselo todo
con tranquilidad y disfrute pausado…. A mitad de ruta nada era como estaba
previsto y se avecinaba una nueva aventura al más puro estilo 50km, con
bicicleta de montaña sin caminos, bicitreking y escaladabike, jabalies, buhos
reales y entornos cargados de soledad y misterio.
Nada que poder contar de otro gran día de bicicleta de esos que ni
asistiendo se pueden explicar, porque la bicicleta, la naturaleza y las
aventuras con amigos son algo que no acude a razones.
Tampoco estaba previsto el final de ruta cayendo la noche con la jarra
de siempre de los Murcias, pero en esta ocasión acompañada de caracoles,
impresionantes e inmejorables sepias y montados de morcillas en condiciones,
con sus dos morcillas de las buenas, secas y con sabor. Lo dicho, nada que estuviese previsto, pues si la rambla de San Lorenzo fue algo impresionante, no menos lo sería el ágape de Valdeganga.
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