Esta tarde hemos tenido presencia extraterrestre en el
término municipal de Chinchilla. Ronal, Eugenio y el que suscribe hemos visto
llegar a dos seres de color azul que, fundidos en naves con forma de ciclos de
dos ruedas desafiaban, violaban literalmente como dice la palabra, las leyes de
la gravedad.
De esta manera, tan de repente aceleraban inesperadamente
sus máquinas en imposibles subidas como se quedaban suspendidos, impávidos,
esperando el siguiente movimiento a cualquier lugar donde lo increible les
sugiriese.
Por ello, a pesar de hacer un trazado normal, sencillo,
asequible, estos invasores de otro planeta pensaban en subir por donde bajamos,
en correr por donde paramos y en disfrutar donde otros sufrimos. Así son estos
extraños seres cicloides.
Pero no todo quedó en susto pues pudimos entendernos con
ellos y como quiera que entendían nuestro idioma, con ellos tomamos café,
chupitos y luego festejamos la adquisición de Ronal de su nueva montura con dos
botellas de fresca sidra y una buena caja de Miguelitos de la Roda.
Ha sido una gran tarde de bicicleta con viejos amigos de
esos con los que se puede ir a cualquier sitio y pasarlo bien.
Un saludo a todos; amigos, conocidos, desconocidos, indiferentes y enemigos.
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