Desagravios son realizados tras sufrir en mis cuarentonas carnes el desprecio y la indiferencia de una churrera con churrería. Tras pedir y pagar con antelación a quien me debía servir, pude ver como lo hacía con otros tres clientes que accedieron con posterioridad a mi entrada y abono. Como si de un trámite administrativo de la vilipendiada y rancia administración se tratase, le solicité mi dinero y como si nada hubiese sucedido me devolvió el dinero marchándome de allí; hambriento y mucho más tras ver que podía haber satisfecho el instinto primario.
Nada ocurre y como quiera que soy hombre con recursos pude engañar a mi estómago con una ración de cafeína y de azucar concentrada en chupitejo de anis.
Pero el daño estaba hecho, nada podía reparlo y la herida estaba abierta. Con el tiempo casi todo se cura y tiempo hacía falta. Gracias a Dios al día siguente llovería, y el día siguiente es hoy que hoy es siempre todavía. Madrugador y fiel a los impulsos más que al horario, marché a donde siempre tuve que acudir, esa churrería que también está en plena circunvalación pero en la zona del barrio del Pilar. Antiguamente taller de bicicletas regentado por Benjamín que a finales de los ochenta me arreglaba mi bicicleta de montaña con la que recorrería media España.
Un matrimonio con su hija que hacen churros y chocolate y lo sirven con amabilidad y atención. Los churros y el chocolate posiblemente sean los mejores de Albacete, estando y superando a los de antiguas y actuales churrerías. Es pequeño el establecimiento y allí se tiene que esperar, no tanto como la especie de churrería del día de ayer junto al Daniel con nombre de escritor alicantino (por el primer dato casi todos lo pueden saber, por el segundo churrera a tus churros).
A lo que iba, que me he sentado a degustar un buen chocolate caliente con sus churros en una mañana lluviosa mientras los clientes iban y venían con tranquilidad, en silencio, como es debido puesto que en el día de ayer, los apretones, el ruido, las mesas sucias y todo hacía que más que desayunar por gusto lo era por necesidad, tipo rancho o línea de lo que tengo sobrada experiencia.
Así es que, buen desayuno y al tiempo dulce venganza churrera.
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