Para terminar los cinco propósitos, nada mejor que acudir a la cuna del veraneo por excelencia, Benidorm, donde el vulgo disfruta y los snobs, puretas y muertos de hambre critican hasta la saciedad. Benidorm, playa y montaña con hoteles llenos de estrellas esperan nuestra asistencia acompañados de familia en busca de nuevas sensaciones, estómagos repletos y agradecidos, cubatas para la buena digestión y baile con los "pajaritos".
Si la indigestión y frenesí lo permite, tras nuestra entrada al viernes tarde en el hotel PUEBLO de Benidorm y sábado benidoreño a tope, terminaremos madrugando no mucho el domingo para hacer un rutón de sendas interminables en subida y bajada camino del Puig Campana y montañas de impresión que nos harán disfrutar como enanos.
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