Pocos son los pueblos como Ayna que al abrigo de una ladera y con límites naturales como la montaña y el río, trazan sus calles a golpe de piolet buscando lo imposible. El resultado no puede ser otro que una impresionante belleza que para el viajero, más que sorprendente es alucinante. Vídeo corto, pero bastante intenso.
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