lunes, 27 de octubre de 2014

LA CONSTANCIA EN EL TRABAJO CON SU RECOMPENSA. "CUANDO LAS BICIS VUELAN", LA TRIBUNA DE ALBACETE. 27 de octubre de 2014.

La Policía Nacional en Albacete logra reducir en un 50% el robo de estos vehículos

Una ciudad llana, pequeña y segura. Tres condiciones que están contribuyendo a que cada vez sea mayor el número de ciclistas urbanos que se movilizan a diario en esta capital. Aquellos aparcabicis vacíos y solitarios de antaño han pasado a la historia. Con un simple vistazo ya se pueden ver abarrotados y con falta de espacio, especialmente en zonas que reúnen a muchos estudiantes y trabajadores como el Campus universitario, la Facultad de Medicina o el Hospital General.
Con el incremento de ciclistas, los amigos de la ajeno se frotan las manos y preparan potentes tenazas para reventar cadenas y candados. Un objetivo que está dando en hueso duro desde que el comisario José Francisco Roldán decidiera crear, hace dos años y medio, el Grupo VI de Policía Judicial dedicado exclusivamente a la investigación de robos de bicicletas, al tráfico ilícito de vehículos, al control de centros de recuperación y reciclaje de chatarra y a la lucha contra el robo de cobre.


La prioridad para este equipo de policías judiciales es la prevención y, como tal, su función principal consiste en evitar la sustracción de bicicletas. En caso de que esto suceda, y siempre que se presente la correspondiente denuncia, los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía intentan alcanzar su segundo objetivo: localizar la bicicleta y, por supuesto, tanto al autor del robo como al propietario del velocípedo.


En tan solo un año de trabajo, la efectividad del Grupo VI de Policía Judicial es más que evidente, pues ha conseguido que se reduzcan en un centenar las denuncias por robos de bicicletas.
A tenor de los datos facilitados por el inspector Alejandro Tébar, jefe del Grupo VI de Policía Judicial de Albacete, el pasado año se lograron recuperar 46 bicicletas y localizar a 40 propietarios. Con el resto de vehículos, la Comisaría Nacional realizó en 2013 una exposición para que fueran reconocidas por sus dueños, finalidad que no fue posible conseguir.
Como consecuencia de estos hurtos y robos, los agentes procedieron a detener e imputar a una veintena de personas, entre las que se incluían tanto mayores como menores de edad.
Tal y como figura en el Código Penal -con el que trabaja este Grupo VI junto con la Ley de Enjuiciamiento Criminal-, la condena por robo con fuerza es de uno a tres años de prisión, aunque dicha pena podría ser mayor en caso de que dicho robo se cometa en una casa habitada o en edificio o local abierto al público.

Lugares frecuentes. En este contexto, aunque la vía pública es el escenario habitual en el que se comete este tipo de delito, trasteros, garajes, cocheras y portales también están siendo asaltados por los cacos para llevarse bicicletas ajenas.


Según el inspector Tébar, en los dos años que lleva operando el Grupo VI de Policía Judicial dedicado a la investigación de robos de bicicletas, las denuncias han bajado un 50% y los robos se han estabilizado, aunque en determinados puntos calientes como la Facultad de Medicina, el Hospital General o la piscina de Juan de Toledo, cuando antes eran muy frecuentes, ahora son «muy puntuales» porque «saben que son zonas que estamos vigilando». Esto no significa que el delito de robo se haya eliminado por completo, sino que cambia de lugar. Lo importante es que con la creación de este Grupo VI de Policía Judicial, la capital albacetense ha pasado a registrar una media de 15 robos de bicicletas al mes, cuando antes de la llegada de estos especialistas se superaban los 30.


Precisamente, el temor a quedarse sin bici está generando que muchos ciclistas urbanos hayan decidido poner a punto su vieja bicicleta o comprar una de segunda mano. «Es cierto que el parque móvil de Albacete ha envejecido, una cosa lógica porque también hay muchos más ciudadanos que han decidido hacer los desplazamientos en bicicleta», corrobora el inspector Alejandro Tébar.
Es él quien también añade que, en determinadas investigaciones de robos de bicis, en ocasiones los agentes han detectado denuncias y facturas falsas emitidas por establecimientos de venta de bicicletas, que se confabulan con otras personas con el ánimo de estafar a compañías de seguros. Motivo por el cual «hemos procedido a detener e imputar a los autores y conseguimos que las aseguradoras no abonen el importe de la indemnización».


En paralelo a que los dueños de esas bicis que desaparecen acudan a Comisaría a poner la denuncia, agentes de paisano del Grupo VI trabajan en prevención y, ante cualquier sospecha, tratan de averiguar e investigar el supuesto robo de cualquier bicicleta que les resulte sospechosa. En caso de que así ocurra, los agentes dan el alto al conductor del vehículo para comprobar si el número de bastidor ha sido limado para eliminarlo y si la bicicleta cuenta con piezas o elementos de otros vehículos: «Le preguntamos dónde ha comprado la bicicleta o de quién es y, si no nos convence su versión, la incautamos, nos la llevamos y es el conductor quién tiene que demostrar que es suya».

Exposición y donación. Mientras esto sucede, los agentes de la Policía Nacional comprueban en su base de datos de bicis robadas si aparece la confiscada. Si no es así ni el conductor anteriormente citado aparece, esta bicicleta pasa al depósito del Cuerpo Nacional de Policía que, a finales de este año, realizará una segunda exposición para tratar de localizar a sus propietarios. Si con esta iniciativa siguen quedando velocípedos sin retirar, se entregarán a una organización no gubernamental para que las envíe a países subdesarrollados.


Aunque la eficacia del Grupo VI quede demostrada y el balance anual de su trabajo sea positivo, el inspector Alejandro Tébar advierte de que para que los robos de bicicletas sigan descendiendo, los propietarios de estos vehículos tienen también que colaborar con la adopción de una serie de medidas con las que, al menos, disuadir a los cacos para que se lo piensen dos veces a la hora de robar el vehículo o parte de sus piezas.


Todos los ciclistas son conscientes de que el sillín es una de las piezas más golosas para los ladrones, por tanto, «si eres ciclista urbano tienes que asegurar el sillín con un taladro y un tornillo para evitar que se lo lleven».

También es muy importante conocer los datos identificativos del vehículo, entre ellos, saber dónde se encuentra el número de serie de la bicicleta y hacerle fotografías para poder demostrar la propiedad, así como alguna marca secreta escondida en un lugar que sólo pueda identificar su dueño.


Factura con fecha e importe abonado, llevar cualquier tipo de identificación personal en todo momento y comprar algún sistema de protección, son algunos de los consejos que parten desde este Grupo VI de Policía Judicial, que también advierte de los «peligros» que puede suponer comprar bicicletas de segunda mano o por internet, ya que éstas pueden haber sido sustraídas con anterioridad.

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