lunes, 22 de octubre de 2012

AMSTRONG, UN AMERICANO EN PARÍS

El que suscribe pasó tardes enteras viendo la televisión y recuerda a un ciclista francés con gafas que le escupía a la cámara mientras que Hinault daba sus ultimos coletazos de león en el Tour de Francia.
Perico Delgado demarraba una y otra vez rodeado de ciclistas colombianos que impulsaron la carrera francesa dándole nuevos aires. Pedro tenía un gregario que se llamaba Induraín y según el comentarista, el ciclista prometía. Volanta, volanta, decían en Italia y Belda bailaba sobre el cuadro, El Reynols corría con su premio de la montaña y comíamos Huesitos, y bebíamos Kas.
También tengo en la memoria el primer Tour de Induraín, más aún cuando el día de la llegada a los Campos Eliseos tuve la oportunidad de estar allí, acampado en el Bois de Bologne y subido en un árbol veía pasar al pelotón mientras un gendarme francés me decía, "Monsieur, vous pouvez descendre", y yo le contestaba, "Je ne parle pas français, je veux voire le Tour". Menos mal que fue comprensivo y pude disfrutar como un enano de tan gran espectáculo mientras terminaban mis quince días en bicicleta por los Castillos del Loira y París.
Recuerdo tomar una bicicleta Orbea de Caja Valencia a plazo fijo de mis padres y subir el primer día a las Peñas de San Pedro sin despegarme del sillín, con vaqueros y zapatos mientras chorreaban las piernas, tenía dieciseis años.
Recuerdo ir hasta Mahora con tres amigos del colegio con bicicletas Bh, GAC y Motoretas, a los Pinares y la Pulgosa, recuerdo salir con la bicicleta después de ver el Tour e intentar emular a nuestros héroes.
Recuerdo que el ciclismo es una manera de vivir, de conocer nuevos lugares, de hacer deporte, que la bicicleta es una excusa para pasarlo bien, de hacer amigos y que lo demás... lo demás son tonterías por mucho que se quieran adornar.
Por cierto, darle primero al vídeo del musical y acto seguido al de Indurain, el resultado es chocante... ¿O no?



No hay comentarios: