sábado, 2 de febrero de 2013

HISTORIAS DE LA PUTA MILI.

Era un tiempo en el que la mili era un deber hacia el Estado de un artículo constitucional vacío de sentido en nuestros días. Era el momento de poder descubrir el mundo sin salir de un recinto, conocer a gente de otros lugares, convivir y compartir. Todo era una excusa para poder pasar buenos y malos ratos con amigos del alma que meses atrás eran desconocidos.
Juntos pasabamos días enteros sin dinero y posibilidad de acudir a nuestras casas sitas a cientos de kilómetros. Veíamos la tele, tomábamos cerveza y jugabamos al ping-pong o al fútbol. Con los coches hacíamos servicio por la patria y destrozábamos los palieres y reductoras de todo terrenos dados de baja.
Llamabamos a la novia con el teléfono con trampa y escrbiamos cartas a diario en un mundo en el que no imaginamos que con un teléfono se pudiese si quiera escribir.
Eramos marineros en tierra, pilotos sin avión, hombres sin más destino que limpiar las cacerolas o pasar el día en lavandería, hacer instrucción para marchar donde mandaba un sargento al que aburrían nuestras tonterías de jóvenes con ganas de pasarlo bien.








5 comentarios:

Paco Atienzar dijo...

Recluto, pollo....

Paco Atienzar dijo...

Si te pillamos en la base, Ala 14 te habíamos arreglado, reclutón

50KM dijo...

Dotación baja pringao, que los pernocta y enchufaos dormiais con mamá todas las noches y el que suscribe estaba semanas sin poder ir a casa.
No dudo que en la base me "arreglaseís", vaya panda de marquitas... Dices tú mili...

Paco Atienzar dijo...

Alceemos el vuelo, sobre el alto cieelo, lejos de la tierra la esperanaza se queda detras, el aire en la tierra comienza ha ser paz...

50KM dijo...

Marineros de agua dulce y perritos piloto, estamos apañados.