Ruta excepcional por todos los términos de la palabra, por ser algo inusual y por todo lo que hemos descubierto y disfrutado, porque los pedales han sido el esfuerzo que nos ha permitido ir de un lugar a otro, un medio para desplazarnos y no un fin como acostumbramos.
Más de una quincena de bunker construidos en la Guerra Civil Española. Más de 80 años de antigüedad de unas construcciones de hormigón de la época situados en el corredor de la sierra almanseña. Edificaciones situadas en los lugares más increibles y algunos vistos cuando son buscados.
Verlos, acercarse y entrar en su interior es toda una experiencia, pues nos imaginamos por momentos viajar en el pasado y vivir lo que se pudo vivir hace ya casi un sigo.
Situados en puntos estratégicos para ver y controlar puntos de acceso clave, para poder otear el horizonte y ver por donde llega el enemigo.
Todavía llenos de recuerdos de anónimos soldados que dejaban marcas en el hormigón fresco con las siglas de sus partidos, de sus sindicatos y fechas, más alguna que otra idea suelta.
Eso sí, en bicicleta necesitaremos echar mano de nuestra pericia y técnica a la hora de afrontar el monte, las tochas y alguna que otra rambla. Haremos subidas sin camino alguno y bajadas complicadadas.
También pistearemos un poco y llegaremos a ver un puente del Siglo VVII a lo lejos, por donde ahora discurre la Autovía.
Terminaremos visitando el embalse más antiguo de España y construído por los romanos, pleno de agua y con una tranquilidad que bien quisieramos en nuestros mejores momentos.
Por cierto, quien quiera más fotos he podido hacer más de cien y con eso digo todo, pues bien merecía la ocasión.
2 comentarios:
Si duda la etapa de los bunkers de Almansa sorprende a quien la realiza. Por mucho que a uno le hayan contado sus mayores (mi padre, por ejemplo, que estuvo en las trincheras en Gandesa) es difícil de imaginar lo que se encuentra y se llega a sentir al visitarlos. Una mezcla entre sorpresa, admiración, respeto y tristeza ante algo que jamás debió suceder y nunca deberemos olvidar. Y quienes habéis estado allí sabéis a lo que me refiero.
Cierto y con razón, la historia reciente y más aún la nuestra es una mezcla con muchos sentimientos. Lo que está claro es que la historia no se debe olvidar, por mucho que duela. Cuentan en casa de mi madre que mi abuelo, estando el frente en Levante y a última hora, fue interceptado con otros cuantos a bordo de un tren de milicianos tras haber pasado Almansa. El resto fue día tras otro en la tapia del cementerio buscando entre los fusilados.
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