Monsieur Ignacio,
Mister Primillo, el Marqués de las Peñas, Nacho, aragonés insigne
y el Conde Duque de 50km compusieron otra nueva expedición en busca
de la conocida “cagada de la mosca” y vaya que si lo
consiguieron, de ello doy cumplida cuenta con lo que ahora relato...
Y cuento que tuvimos
que dar pedales y con ello, mover el corazón y los músculos que
hiciesen falta cual anuncio de los ochenta de bicicleta estática,
que nuestros organismos sudaron para su refrigeración además de lo
que el inicial entorno hostil nos dejaba con el calor cunicular.
Lo que resulta digno
de comentar es el reencuentro de Ignacio y Nacho que aún a pesar de
parecer la misma persona con dos nombres, son dos individuos, a cual
más peculiar, que en un viaje espacio temporal han dado lugar a
emplazarse muchos años despues de su última vez y observar que su
viaje en el espacio-tiempo ha causado estragos en sus cuerpos (y
cueros cabelludos de alguno).
La ruta con diseño
Alex y retoques Ignacio fue lo que tenía que ser, una señora ruta
en la que comenzamos con luces naturales y terminamos iluminados por
la lluvia de electrones de nuestros potentes y deslumbrantes focos.
Cruzamos ríos de
aguas cristalinas, visitamos perdidas y olvidadas aldeas antaño
habitadas y llenas de vida. Llenamos nuestros bidones en manantiales
de gratificante agua mineral sin tratamiento alguno y nos rodearon
todo tipo de animales que disfrutaron de nuestro periplo sin que
nosotros advirtieramos su presencia.
La meriendacena, se
realizó con lo que llevabamos y lo que encontramos en Masegoso.
Digna de señores con maneras villanas, sencillas y llanas, en la
plaza del castro, rodeados de personas y perros mientras con charla,
chascarrillos y critiqueos, unos suaves y otros mordaces, caía la
tarde y se encendían las farolas.
Ahora si, con la
oscuridad invadiendo los caminos, bajamos raudos la vega del río en
dirección Mitras y una vez allí, sendas con foco a velocidades de
vértigo, pues nuestra dirección era guiada más por el instinto que
por la razón.
Y claro, todo tiene
su fin en bajada que así me gustan las cosas con una anterior subida
y en lo más alto tambien llamado cima o zenit, cumbre o similar,
mientras el haz de luz de nuestros focos atravesaba cual fugaz lanza
la oscura noche, a lo lejos nos decían, “Chavales, ¿Quereis una
cerveza?. Esta pregunta se formuló en tres ocasiones y antes de que
el gallo cantase, afirmativa fue nuestra respuesta. ¡Qué grande
esto de la bicicleta con grandes amigos, conocidos y encontrados¡
Allí, en mitad del oscuro monte bebiendo cerveza helada junto a unos
paisanos en su mesa de camping.
Historias corrientes
y algo increibles llenas de buenas intenciones y con el único ánimo
de recordar al que las vivió y entrenener al que nos sigue o conoce.
La vida pasa y nosotros con ella. Dentro de cien años ¿Quién
recordará lo que anoche aconteció?
4 comentarios:
No se si merecedores de tamañas distinciones pero sí decididos a disfrutar en armonía de otra gran tarde-noche de ruta, de paisaje, de pequeña aventura..... y lo conseguimos. La única pena es que el eje delantero de la montura mi tocayo Nacho no estuviera en condiciones de soportar los rigores de la ruta y tuvo que retirarse con orden en el primer tercio para volver al lugar de salida y hacer otro tipo de actividad: alterne con lugareños en los aledaños del bar.
El campo a estas alturas del verano está tan seco y polvoriento que, a pesar de que la zona es de las que todavía se puede encontrar agua, ir tras la galopada de Fran y Alex era imposible sin que una nube blanca te envolviera. La necesidad de lluvia empieza a ser acuciante.
Otra vez disfrutando de esas pequeñas cosas que son grandes cosas.
Cierto con lo de Nacho, la jornada hubiese sido redonda. Seguiremos disfrutando con estas pequeñas rutas entresemaneras.
La única que se alegro de la rotura de mi eje delantero fue la camarera del bar de Casas de lazaro, que mientras esperaba las cerveza caían sin parar. A ver si para la proxima no doy problemas mecanicos. Que esto no es como la formula 1 que vas a boxes y te lo arreglan en 6 seg. Saludos y nos vemos en los bares y en las rutas
La única que se alegro de la rotura de mi eje delantero fue la camarera del bar de Casas de lazaro, que mientras esperaba las cerveza caían sin parar. A ver si para la proxima no doy problemas mecanicos. Que esto no es como la formula 1 que vas a boxes y te lo arreglan en 6 seg. Saludos y nos vemos en los bares y en las rutas.
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