Y prueba de ello son estas fotos donde con la camiseta oficial os dejo muestras de mis dotes del arte ecuestre donde caballo y yo somos uno. Impresionante la silueta donde se aprecia toda mi profesionalidad de la única vez en la que pude subir a caballo en algo más de cuarenta años de existencia.
Eso sí, el que no lo sepa, le puedo asegurar que pude comprobar personalmente como estos grandes animales suben por donde nosotros no lo hacemos ni a pie. Lástima no tener dinero para comprar un caballo y hacer de vez en cuando una buena ruta.
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