Trazado cómodo y entretenido no sin alguna tachuela con la que apretar las fibras rojas y blancas de las musleras y como no, hablando con el personal de aquí y de allá. Parada pues en Jorquera para un café con leche diferido como diría la muñeca azul y charla, mucha charla de lo que más nos preocupa; filosofía, econonomía, sociedad, el futuro de nuestra sociedad e historia y arqueología, es así como las gastamos en la Manchuela. A todo esto, un recuerdo y abrazo al amigo de los canes y remolques, el señor Veciana que terminaba de salir en otra de sus aventuras y recuerdo a su padre que el mundo contornearía en una Vespa en 79 días.
La vuelta más dura y entretenida y con una senda y otra haríamos hambre y cansancio para un par de jarras heladas con su cerveza y limón, atún y anchoas del Júcar y tomate de la vega de Valdeganga.
Vuelta a casa y familias en su lugar, donde las dejamos en pleno sueño, aunque algunos elementos de ellos continuasen entregados a los brazos de Morfeo o la pereza, pero bueno, son jóvenes y deben descansar para crecer mejor.
Hoy ha sido otro gran día más de bicicleta.
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