martes, 18 de septiembre de 2018

A LOS VENDEDORES Y MECÁNICOS DE BICICLETAS, CON AFECTO Y CARIÑO

Esta tarde he ido a desearle una feliz feria a mi amigo Aparicio. He llegado montado en mi Turbo Levo y he pasado y departido un buen rato con él, luego han llegado unos cuantos clientes/amigos/delequipo y se ha hecho la hora de cerrar. Curioso este Aparicio que me dio a probar la primera eléctrica cuando estableció su negocio con bicicletas eléctricas y vehículos para personas con movilidad reducida. Recuerdo que tenía un par de bicicletas de montaña, pero ese no era el negocio principal. Supo leer el contexto y poco a poco se fue estableciendo y dirigiendo el camino como Dios y sus entendederas le guiaban y míralo a día de hoy; sigue presumiendo sin querer de su enorme humanidad rodeado de grandes personas. Hablar mal de él es hablar mal de uno mismo. Eso sí, he cambiado muchas veces la bicicleta, pero nunca he conseguido comprársela a él, con esas bicicletas tan bonitas que tiene. Un rato de charla, una cerveza o incluso un almuerzo, nunca he tenido claro su estilo pero me recuerda a tiempos de antaño vividos como hijo de mi padre, será que lleva en su persona la educación paterna hasta la mismísima médula.

Años atrás y en su tienda pude conocer a su amigo José Antonio que ahora es mecánico de bicicleta junto a la Fiesta del Árbol, un mecánico de esos que ya no quedaban ni existían, al estilo de Benjamín, aquel hombre mayor que tenía un taller a la vuelta de donde ahora está el, donde en la Circunvalación existe una churrería. José Antonio es grande pues cada bicicleta es tratada con su problema mecánico con un método que a bien seguro deposita en su persona o experiencia laboral acumulada. Arregla la bicicleta, te explica el problema y te trata como si fuese tu amigo.

La Turbo Levo la compré a Emilio, una persona grande, alta y con tanta experiencia en la venta que ni se nota hasta que te ha vendido la bicicleta. Emilio tiene a un buen mecánico y a una buena mujer que le ayudan en el trabajo. Entrar a su tienda es como recorrer el camino hacia el altar que al fondo se encuentra. Allí te atiende y trata y anota en su ordenador todo lo que te haga falta, luego le da cuenta al taller y te avisa para recoger tu bicicleta totalmente recuperada y dispuesta a nuevas aventuras. Cuando tienes problemas, en Emilio puedes confiar, te dice que esperes y sabe que desesperas, pero es capaz de tranquilizarte.

Antes de la Turbo Levo tuve una Giant, y una Orbea, la pareja ideal formada por la doble y la rígida. Las compre al amigo Joaquín Faura y familia. Recuerdo ir a la tienda que compartía con sus hermanos en Pérez Pastor, cuando comenzaba por el año 1991 si no recuerdo mal. Allí estaba todo muy apretado en poco espacio y acudíamos a reparar la BH que mi padre me compró en Galerías Preciados. Allí comenzamos a confluir todos los que comenzábamos con la bicicleta de montaña, con los viajes en bicicleta y bien recuerdo cuando al amigo Joaquín le preguntaba por alforjas que ni sabía ni contestaba. Mira ahora que es llegar a su tienda donde tiene de todo lo que te puedas imaginar y aquello que tampoco te imagines. Hace tiempo supo reorientar su gran negocio y volver a su trato afable y atender con dedicación al cliente junto a su hermano y familia y un par de mecánicos como la copa de un pino.

Y el gran José Valero, al principio conocido como Moreno. Con un estilo único le renovaría mi Trek en cuatro ocasiones más otras tantas bicicletas de paseo y carretera. Jose y su trato es de amigo, casi de compañero de viaje. Con una tienda pequeña pero bien situada, te reconoce nada más pasar y sabe lo que quieres y lo que necesitas. Enemigo del regateo innecesario y de los tratos condicionados a la baja forzada, te hace precio y si estás de acuerdo bien, y si no, no pasa nada, el siempre está tranquilo y eso es una forma de ser y tratar.

Y finalmente, no dejar de recordar a aquellos con los que he tratado y confiado, de los que puedo y no puedo hablar que las circunstancias mandan, de los que recuerdo y casi olvido, pues todos vosotros haceis posible que pueda montar en bicicleta y hacer las rutas que me propongo. Porque sabeis que cada día tengo menos idea de mecánica, de componentes y en vuestras manos me pongo.

Me resulta curioso pero en esto de la bicicleta siempre hablamos de nuestras monturas, de nosotros, de nuestros amigos, de las familias, de los triunfos, de las ilusiones, pero nada de eso es posible sin que nuestras bicicletas caigan en buenas manos y en personas en las que poder confiar. Son esos vendedores que viven de su negocio, de los mecánicos que sacan adelante el trabajo y les pedimos que nuestra bicicleta sea la primera. Sirva esta entrada para recordar a vendedores y mecánicos de bicicleta que conozco, de Albacete y de cualquier otro lugar.

¿Por cierto, que fue primero, el vendedor o la bicicleta?


No hay comentarios: