La cosa consistía en ir de Ayna, esa Suiza manchega, hasta Bogarra y volver subiendo al Padrastro. Eso es normal, pero claro, si al trazado le hacemos pasar por sendas míticas y espectaculares, pues que terminas cansado pero muy, muy satisfecho con un 10 % de batería sobrante tras 2300 metros de desnivel acumulado.
Y es que tienes mucho que ver:
- La senda hacia arriba que sube al pie del Padrastro con piedra suelta, luego arena y finalmente curvas reviradas.
- Las dos sendas encadenadas que bajan del collado del Padrastro.
- La rápida senda de los Vizcainos.
- La senda empedrada y técnica de Royo Odrea.
- La senda del Mirador y
- La senda del Tubo.
Y con todo eso, pues que se te queda una señora ruta en la que la primera parte será para tomársela con tranquilidad, cogiendo desnivel y recorriendo las curvas de Ayna camino de la Dehesa y el Griego y luego allí, un buen tramo de camino para tomar la carretera de Potiche y Bogarra.
En Bogarra tendríamos nuestro café con leche y esa pasta casera que en el bar tienen por docenas para alegrarnos la mañana. Ha sido curioso pues allí hemos visto a gran cantidad de endureros que se disponían a disfrutar de una gran mañana de bicicleta.
Y luego, la subida al Padrastro tirando de Batería y el resto de perlas y delicias que nos harían dudar de llegar con batería a nuestro final, cosa que finalmente sería posible.
En Royo Odrea nos tomaríamos unos higos deliciosos de esos recién cogidos que te dan alegría y fuerza.
Y para terminar, un par de refrescos y patatas fritas de la tienda de Ayna, ese pueblo tan bonito como carente de lugares de restauración a la altura de su belleza, cosa que no ocurre en el caso de pernoctar como ocurre en el fantástico hotel rural Miralmundo
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