Y claro, sales tranquilo, por asfalto buscando la playa, pero de repente, unas escaleras en las que poder hacer una revisión de la horquilla delantera. Luego, se va preparando la subida a los acantilados con unos senderos con repechos de los que tienes que llevar el desarrollo adecuado para no "clavarte".
A continuación, disfrutamos del mar y montaña y vamos serpentando la costa para buscar las sendas resbaladizas e inclinadas que nos dejan en los montes próximos a la cala de Finestrat.
Luego, se exprime un poco más el trazado y tras el depósito de agua, una sucesión de senderos inigualable.
Tras ello, una zona de transición en la que buscaremos el tramo de monte entre la Vila y Finestrat para hacer tres o cuatro senderos de los buenos, limpios y rápidos para terminar cogiendo la carretera y soltar piernas, pues tenemos que soltar piernas, y llegar a nuestro punto de partida donde terminar una agradable y bonita ruta que sorprende a los que no somos de la zona.
De todos modos, gran parte de los senderos de la costa los conocía de mi época en Benidorm cuando a lomos de una Orbea con horquilla de elastómeros pensaba que no había monte que se resistiese.
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