Son muchas las rutas que Fran y el que suscribe llevamos
hechas y de gran variedad. Hemos intentado lo imposible y hemos hecho asequible
o inimaginable. Llevamos un par de SERRANAS, desde Albacete y por caminos hemos llegado a
Valencia un par de veces, a Madrid, a Murcia, Alicante y hemos recorrido
infinidad de pueblos y lugares, tantos que algunos ni recuerdo.
Nuestras cabezas están pobladas de multitud de recuerdos, de
días buenos, duros y divertidos. Incluso llegamos a confundir las rutas, más
aún cuando hemos repetido, cosa inusual, alguna.
Lo que si está claro es que por un motivo u otro,
determinadas rutas no se olvidarán y la ruta de hoy será algo que perdure por
mucho tiempo en el recuerdo. Esto lo digo, y Fran bien sabe la razón, por
todo lo que hemos vivido.
La cosa era sencilla, ir de Riopar a y los pueblos de Tus y
luego volver. El problema consistía en subir dos veces el Calar y en recorrer
gran parte de su orografía en la segunda ocasión. A ello se sumaban grandes
cuestarrones por doquier, sendas y tramos de empujing. Pues todo eso lo hemos
hecho.
Hemos pasado por fuentes, pero nos hemos quedado sin agua en
el Calar y sin grandes esperanzas de encontrarla durante dos horas más o menos.
El sol caía a plomo y la cosa tiznaba bastante mal mientras sudabamos como
nunca. Pues hemos sido capaces de encontrar una fuente en un mar de piedra y
hemos sido capaces de poder reponer
nuestros secos bidones.
El trazado prometía ser fiable, pero lo hemos debido
corregir sobre la marcha tomando tres o cuatro decisiones que han sido
acertadísimas, llevándonos los caminos y senderos elegidos a buen puerto. Un
pastor nos auguraba desastre en la elección de sendas del Calar, y hemos sido
capaces de enlazar tramos y sendas de ganado hasta llegar a nuestro destino. 1.900 metros de desnivel acumulado en 50 kilómetros, en proporción, más que en una SERRANA.
Los paisajes han sido de película, grandes farallones,
castillejos, el Calar del Mundo y su gran silencio a 1.500 metros de altura
mientras las montañas asomaban a sus alrededores. Hemos visto caballos
salvajes, vacas y cabras y la montaña desnuda y arrasada por el viento, las
nieves y el agua. Somos privilegiados.
El menú final ha llegado tarde, pero en el mejor momento,
exhaustos y agotados hemos dado cuenta en nuestro feudo de LOS BRONCES de
potajes con garbanzos, ensaladas de pasta, pancetas y postres variados, ricas bebidas
y calientes cafés con los que poder tomar aliento, resuello y contar y recordar
tantas vivencias en un solo día.
3 comentarios:
Estos son dias de los que marcan y despues cualquier cosa ya te viene bien.El que no las hace no sabe lo que es esto.Nos vemos en la proxima.
Que envidia amigos, quien pudiera hacer estas rutas con vosotros, ya que de esa manera sin aún mejores, un saludo y espero vernos pronto.
Decía el pastor arriba en el Calar: "En unas dos horas llegais al Pozo la Bomba y contando que llegueis bien sin que os perdais que es muy facil" a lo que le contestamos "Dios está con nosotros".
Le preguntamos si tenía agua pues nos quedaban dos tragos y "amablemente" nos llegó a ofrecer "la del ganado", agua en la que en algún momento llegué a pensar.
Menos mal que encontramos aquella fuente de agua fresca rodeada de cabras y que mi estomago acepto sin reparos ni retortijones.
Nos vemos en la próxima.
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