lunes, 24 de agosto de 2015

EL CALAR DEL MUNDO VUELVE A MI MEMORIA, A MI RECUERDO.

Si es que da igual cuando vayas, con frío o con calor, con nieve o con bruma, este lugar es tan, tan grande y tan desangelado que a la vez tan maravilloso que poco tengo que contar más que unas líneas y unas cuantas fotografías.
De niño, siempre me dijeron que habían agujeros llamados simas interminables donde la nieve se filtraba para llenar de agua esta roca tan grande, que caballos salvajes corrían por el terreno y que poca gente había subido hasta arriba.
Sigo conservado mi rincón de niño, de aventurero, de explorador, mientras miro una roca, una elevación o un paisaje al fondo.












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