Con dieciocho años andaba por mitad de Calar y pude ver un impresionante paisaje que imborrable recuerdo me pudo dejar. Aquello fue una excursión con un buen amigo llamado Manolo y saltamos esta impresionante mole desde Villaverde de Guadalimar hasta Riopar.
Desde muy atrás de la cueva está el mirador y mucho más atrás, en lo alto, vistas al Cambrón, a la Sarga, al Almenara, al Padroncillo, al Padrastro, a lo lejos tierras andaluzas, a todo lo más alto que he podía subir y que finalmente he subido.
Ahora, veinticinco años después vuelvo a mirarlo todo y tras haber recorrido cualquier rincón donde la mirada alcanza es cuando más quiero estar donde estoy, ser quien soy y vivir, y morir, pues se cierra una etapa y se abre otra más.
Cuando pasen veinticinco años más, seguiremos hablando de esto y de mucho más.
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